Por su parte, el cardenal Murphy O’Connor afirmó: “Hemos tenido casi cada año un sínodo, pero es algo que debemos desarrollar de modo que no se trate solo de un instrumento consultivo sino que tenga la autoridad de trabajar estrechamente con el Papa”.ĭesde hace ya un cierto tiempo se ha estado hablando del proyecto de agrupación de los diversos Consejos y Comisiones, creados en su mayoría luego del Vaticano II, en dos nuevas Congregaciones. Lombardi señaló que algunas intervenciones subrayaron que “para ayudar al Papa en el gobierno no existe solo la Curia, sino también el colegio cardenalicio y el consistorio, así como el sínodo de obispos, diversas realidades que deben ser valorizadas”. Lo segundo surge del hecho de que ambos consistorios han sido celebrados con dos días de asamblea del cuerpo para tratar temas de importancia vital para la Iglesia: una especie de ensayo general de los sínodos sobre la familia, en febrero del 2014, y la primera consulta sobre el trabajo ya realizado por el C9 sobre la reforma de la Curia el mes pasado. Y la promoción de Iglesias que se podrían considerar marginales o sin importancia (cómo explicar si no el nombramiento de monseñor Soane Patita Paini Maifi, el muy joven (53) obispo de los 15 mil católicos de Tonga). Lo primero queda claro en sus dos consistorios, en los que el peso de la Curia, Italia y las demás Iglesias del Norte está en proceso de reducción y reelaboración (si se tiene en cuenta el número y las sedes elegidas, lejos de los criterios tradicionales). A eso obedecería la muy decidida opción del Papa por universalizar la composición de ese cuerpo por un lado, y por otro el de consultarlo con más frecuencia y tiempo para la reflexión. Pero esos comentarios a los que aludo opinan que es intención de Francisco restablecer en buena medida esa antigua función de los cardenales, que nunca fue suprimida pero que tenía muy reducida expresión real.
Por supuesto que el paso de la historia ha ido cambiando esa imagen. Como se sabe, este es un órgano de la Iglesia de Roma, que gráficamente podría ser comparado con lo que en cada diócesis es actualmente el consejo de presbíteros. Se trata del estatuto y papel del colegio cardenalicio. Agrego otro elemento que he encontrado como sugerido en algunos comentarios ya desde el anterior consistorio y en alguna otra ocasión, y que tiene que ver con la reforma del gobierno de la Iglesia, aunque en rigor no de la Curia romana.
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